El sismógrafo o
sismómetro es un instrumento para medir terremotos o pequeños temblores
provocados por los movimientos de las placas litosféricas. Fue inventado en
1842 por el físico escocés James David Forbes.
Este aparato, en sus
inicios, consistía en un péndulo que por su masa permanecía inmóvil debido a la
inercia, mientras todo a su alrededor se movía; dicho péndulo llevaba un punzón
que iba escribiendo sobre un rodillo de papel pautado en tiempo, de modo que al
empezar la vibración se registraba el movimiento en el papel, constituyendo
esta representación gráfica el denominado sismograma.
Diversas mejoras con
péndulos horizontales fueron instrumentos universales. En años anteriores, los
sismómetros podrían “quedarse cortos” o ir fuera de la escala para el
movimiento de la Tierra que es suficientemente fuerte para ser sentido por la
gente. En este caso, sólo los instrumentos que podrían trabajar serían los
acelerómetros menos sensibles.
Los modernos sismómetros
de banda ancha (llamados así por la capacidad de registro en un ancho rango de
frecuencias) consisten de una pequeña ‘masa de prueba’, confinada por fuerzas
eléctricas, manejada por electrónica sofisticada. Cuando la Tierra se mueve,
electrónicamente se trata de mantener la masa fija a través de la
retroalimentación del circuito. La cantidad de fuerza necesaria para conseguir
esto es entonces registrada.
La salida de los
acelerómetros es una tensión proporcional a la aceleración del suelo
(recordando F=ma de Newton), mientras que los sismómetros usan un circuito
integrado para lograr una salida que es proporcional a la velocidad del suelo.
Los sismómetros
espaciados en un arreglo pueden ser usados para localizar a precisión, en tres
dimensiones, la fuente del terremoto, usando el tiempo que toma a las ondas
sísmicas propagarse hacia fuera desde el epicentro, el punto de la ruptura de
la falla. Los sismógrafos son también usados para detectar explosiones de
pruebas nucleares. Al estudiar las ondas sísmicas, los geólogos pueden también
hacer mapas del interior de la Tierra.
Cuando ocurre un
terremoto, los sismógrafos que se encuentran cerca del epicentro son capaces de
registrar las ondas S y las P, pero del otro lado de la Tierra sólo pueden
registrarse las ondas P.
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